Se hace la remake de "La Banda del Golden Rocket". A vos, ¿cuál te gustaría que vuelva?

mayo 28, 2012

GRACIAS POR IRTE

La primera vez que te equivocas, duele. Después se te hace costumbre y empezás a preguntarte si no estarás haciendo algo mal.
Yo sé que no he sido la mejor en esto; he cometido errores pero por todos ellos, he pedido perdón. Por lo cual me es harto difícil entender al que se pasa la vida haciéndose el pelotudo.
Gracias a la evolución del hombre, hemos desarrolado el lenguaje. Y por suerte, a nosotros nos tocó el español, que es riquísimo, y jamás pueden faltarte palabras para decir algo.
Por eso no entiendo tampoco al que se pasa la vida haciéndose el pelotudo y no dice nada.
¿Qué te pensas, invertebrado mental, que no nos damos cuenta?, ¿por qué te haces el que aquí no ha pasado nada?
En la vida -por lo menos, así me manejo yo-, las cosas se dicen. El silencio es el acto de cobardía más grande que existe, y el mundo es de los valientes, de los que se animan, de los que no dejan pasar, y usan la boca toda para decir, para denunciar, para demostrar.
Por eso no entiendo que elijas el silencio. Nos apresa y nos hace apenas un número más.
En la vida hay que gritar, para ser oído. Hay que gritar para dejar en claro que uno está, y no de paso.
Que uno llegó para quedarse y hacer algo bueno. Para comprometerse, para hacer algo con el milagro de estar vivo. Y no pasarse la vida como una ameba.
Está bien, no me elijas a mí, que soy una loca, que tengo sueños inalcanzables, que no me guardo nada, que no soy canchera y estudio algo súper aburrido. No me elijas y hacéte el pelotudo toda tu vida.
Yo te habré sobrestimado, sí. Y vos no me elijas.
Sé que con el trascurso del tempo, en realidad, me vas a estar haciendo un favor.

EL DÍA QUE ME QUIERAS (3)

ANOCHE SOÑÉ CONTIGO

Fue tan raro. Tu papá me iba a buscar a un lugar que no sé qué era. Sentí que era una terminal. Me subí al auto, y de repente apareciste en el asiento del acompañante. Y a mí se me frenó el corazón.
Pasamos por un sitio donde habían cocodrilos y perros. Y vos llorabas porque decías que los cocodrilos se iban a comer a los perros. Y yo te sequé las lágrimas y te dije que no te preocuparas, que los cocodrilos no comen perros.
Pero vos llorabas, igual. No escuchabas lo que te decía. No te importaba.
Llegamos a una casa que, supuse, era tuya. Y había un nene que corría a abrazarte, y vos lo alzaste. Me lo presentaste diciendo que se llamaba Pedro. Pero que no era tu hijo, aunque él te llamaba “papá”.
Fuimos a la cocina y preparaste té. Lo tomamos y te pedí tu nuevo teléfono, y me lo negaste. No quisiste hablar de vos. Querías solamente que yo te contara de mí. De mis cosas, porque de las tuyas no ibas a hablar. Me largué a llorar y te despediste de mí y tu papá me llevó de nuevo a ese lugar que no sé qué era, pero que yo sentía que era una terminal.
Lo único que puedo sacar en limpio es eso. Nunca supe qué era. Siempre supe lo que sentí.

COMUNICADO OFICIAL Nº 7

Comer chicle mientras se pela una cebolla, reduce las molestias oculares. Qué buen dato.

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