Se hace la remake de "La Banda del Golden Rocket". A vos, ¿cuál te gustaría que vuelva?

mayo 21, 2009

TRÁTAME BIEN


Es fija. De cada tres operaciones que realizamos en el comercio nuestro de cada día, relacionado con algún tipo de atención al cliente, ya sea de modo directo o indirecto, que te quede en claro: por lo menos en dos, te van a tratar para la mona.
Que sos un enviado del demonio si no colaboras con el cambio, por lo cual no mereces ser atendido como persona, simplemente por ser víctima, como todos, de la faltante de monedas.
Que sos un infradotado si llamás al Servicio Técnico, porque de seguro que tu problema se soluciona de modo tan obvio que hasta un infante de Sala Rosa podría haberlo arreglado sin necesidad alguna de molestar a los chicos del call center. Parece, al final, que este sector existe para atender urgencias que rocen la emergencia nacional.
Fui al quiosco hoy, a comprar una gaseosa y unas galletitas, y todo salía $6.25. Le dí $7. El quiosquero me dice si no tengo 25 centavos. Como soy de pocas pulgas le dije que de tenerlos, se los hubiera dado. ¿Qué te crees, benefactor de caries y cáncer de pulmón?, ¿que me gusta joderte y sacarte todas las monedas?, ¿que debo padecer algún tipo de desorden psiquiátrico por el cual me genero placer sacándote el cambio?. No, flaco, no tengo 25 centavos.
Me dice que no va a poder ser, o que le quedo debiendo 25 centavos o me quedan a favor 75.
A ver, zarpado, cóbrate por favor los 25 centavos porque te rompo el local. O andate temprano a las cocheras de los colectivos y cambiales monedas. O pone los precios redondos. ¿Por qué tenés que iracundizarme por 25 centavos roñosos?. No me mientas, sé que tenés 75 centavos, y que no me los queres dar porque tengo cara de tarada o pinta de zonza y preferís dárselos a otro cliente con más porte.
Terminé llevándome, en vez de las galletitas, un alfajor, porque el señor quiosquero, en vez de cobrarme $6, o decirme de buena manera que prefería guardarse las monedas porque doy sumisa, prefirió perder una clienta.
Vuelvo a casa puteando a todas las generaciones ascendentes del pobre tipo aquel y me siento en la compu a chequear mails.
Pero no funciona internet.
Después de probar todo mi modus operandi que realizo cada vez que se cuelga esta conexión de cuarta, harta ya, llamo a Atención al Cliente.
Después de esperar 14 minutos a que se dignen a atenderme, una voz del otro lado del teléfono totalmente desganada me dice:
-"Buenas tardes, mi nombre es Rogelio, dígame cuál es su inconveniente."
-"Mi inconveniente principal es no haber dado de baja todavía esto. ¿Qué haces, Rogelio?, mirá, no funciona internet."
-"Bien, deme unos instantes que verifico su estado"
Y vuelvo a escuchar ese temita hecho en organito por un manco, creo que es "Para Elisa", y pasan dos minutos más.
-"Bien, he encontrado su número de cliente"
-"Ah, ¿y ya anda internet?"
-"No, nomás comprobé que usted era cliente"
INCREÍBLE, parece que le deben gastar muchas bromas a los de Atención al Cliente. ¿Quién podría comerse tal tortura de esperar 15 minutos a que te atiendan?, en ese plazo ya te agarraste tal bronca que si te atienden, en vez de gastarlos, los amenazas de muerte.
-"Bien, pruebe desconectando y volviendo a conectar el puerto USB"
-"Si, ya lo hice, pero no hay caso"
-"De acuerdo, entonces reinicie su computador"
-"También probé eso, pero no anda"
-"Verifique si su módem funciona correctamente"
-"Si, el módem funciona, tiene todas las luces encendidas"
-"Entonces el problema debe ser externo a su computador"
-"Ajá, ¿y qué hago?, porque yo quería chequear mis mails"
-"El sistema se restablecerá de un momento a otro"
-"¿Me estás tomando el pelo?, ¿me podrías decir más o menos cuánto va a tardar?, ¡tengo una vida, Rogelio!"
-"Discúlpeme, eso tendría que preguntárselo al área de Mantenimiento, yo no tengo injerencia en los problemas externos."
-"Bueno, ¿me podrías hacer el favor de llamarme cuando regrese el sistema?"
-"No estoy autorizado para ello"
-"¿Entonces me podrías derivar a Mantenimiento, ya que vos sos un inútil?"
-"Disculpe, no me falte el respeto"
-"¡Sos caradura, Rogelio, hace 20 minutos que estoy en línea, hace 20 minutos que vos y tu empresa me están tomando el pelo!. Aparte no podes negarme que sos un inútil, si el problema no me lo solucionaste."
Rogelio me cortó, y yo me quedé con las ganas de decirle un par de cositas más. Y sin internet.
¿Ves?, me tengo que comprar un alfajor en vez de galletitas, bancarme estar sin internet y no poder despotricar contra el que debiera solucionar mi problema. Ya van a ver, un día nos vamos a rebelar todos y se van a tener que dedicar a otra cosa, o tratarnos como personas y no como a infradotados. Decí que todos ellos deben pasar por lo mismo que yo. Ellos también compran en quioscos y se les cuelga internet. Ahí está mi redención.

PROBLEMAS DE ATENCIÓN


Los tipos no pueden esparcir la atención. Solamente la pueden fijar en un lugar, en una cosa, en un culo.
Mi amigo Agustín es el mejor ejemplo. No puede hablar por teléfono y decirte con la mano si quiere o no vigilantes, si te queda mejor el zapatito blanco o las sandalias de cuero. No sabe contestarme, si está hablando con otra persona, si yo tomo americano cortado con crema o café en jarrito con crema.
Pasa en el MSN. Juan me dejó media hora frente al monitor esperando una respuesta. Volvió diciendo que había colgado con la tele, que lo disculpe. A ver, campeón, ¿era muy difícil ver la porno que seguro estás viendo y contestarme por si o por no a mi pregunta?, ¿seguir mirando Fútbol de Primera y responderme?, ¿o etiquetar gente en Facebook y responderme?, cosa de que yo no esté perdiendo mi tiempo esperando que la ventanita se ponga naranja.
Es una falta de respeto, muchachos. Ustedes exigen atención a rolete, sincerémonos. Si no te contesto a la brevedad en el MSN (aunque mi estado sea NO DISPONIBLE, o AUSENTE, querido), me mandas zumbidos, Juan. Si no respondo a la pregunta que me haces mientras estoy hablando por teléfono y saludando a un conocido, te ofuscas, Agustín.
Mi pregunta es, ¿por qué este defícit de atención?, ¿por qué no pueden hacer dos cosas a la vez?.
Esto es culpa de sus mamás, de las madres en general, y de las maestras de EGB. Los malacostumbraron a hacer una cosa a la vez, mientras que a nosotras nos educaban para ser chicas orquesta.
Ellos copiaban la tarea y nosotras la copiábamos e íbamos a lavar los pinceles que usaban todos en la hora de plástica; hacíamos de mazorqueritas y damas antiguas y después presentábamos una coreografía para ocupar tiempo en los actos del colegio mientras que ellos hacían de Belgrano, de San Martín y los otros 16 compañeritos, con una pecherita de cuarta que una mamá se encargaba de comprar para todos en el cotillón berreta de la vuelta, hacían de granaderos. SIEMPRE. Ellos íban sólo a comprar el pan, mientras que nosotras íbamos a la verdulería, a la carnicería y cuando volvíamos, nos avisaban que también teníamos que ir a comprar dulce de leche, porque el inútil de tu hermano tenía antojo de panqueques.
Cortémosla con esta servidumbre que sufrimos hace siglos por ser el sexo débil, si ya nuestras abuelas y nuestras madres lucharon para usar pantalones y tomar la píldora, legándonos la posta para liberarnos definitivamente de nuestros opresores: hermanos, novios, compañeros, maridos y en menor medida, padres (porque son los únicos benévolos con nosotras, los únicos que nos van a buscar a la parada cuando llegamos de la facultad, que nos agradecen cuando les planchamos las camisas y le vamos a comprar el diario los domingos).
Apurémoslos de una buena vez, para que aprendan a esparcir su atención y puedan trabajar, ordenar la casa, buscar a los hijos al colegio, pagar las facturas, trabajar, ser autosuficientes y depilarse. Bueno, depilarse, que no se depilen. Si nosotras hacemos todas esas cosas, y no hay mujeres caídas por realizar tareas domésticas y parar la olla.
Vamos, chicos, una vez hagánnos sonreír pícaramente, abriéndonos la puerta del auto, mientras hablan por teléfono y teniendo preparadas las monedas para el trapito. ¡Esparzan la atención, muchachos, tienen mucha en stock!.

mayo 18, 2009

TIPOS CON PROBLEMAS Y PROBLEMÁTICOS

Hay gente que tiene problemas. Por ejemplo, yo soy una mina equilibrada, tengo un sentido de la ubicación que funciona a piaccere suyo (y muchas veces me deja mal parada) y un pudor difícil de dejar de lado.
Pero, de verdad que hay gente con problemas. En el sendero de la vida me he topado con tanta gente con problemas, que ahora ya los cazo al vuelo. Los tengo caladísimos. Como si fuesen una tribu urbana claramente tipificada, con características comunes.
No es lo mismo una persona con problemas que una problemática. Distan muchísimo. Sin ir más lejos, el tipo problemático es lo más. El tipo malo, que parece que va a cagarte la existencia me vuelve loca. No así el tipo con problemas.
El tipo con problemas es al que hay que huirle. El tipo que en su casa te sirve algo para tomar, y cuando terminas te lava el vaso, es un tipo con problemas. El tipo que, instantáneamente, al llegar de la calle se pega un baño, tiene problemas. Aquel que se la juega de enamorado y luego desaparece, echándote la culpa, tiene una torre de problemas.
El tipo con problemas es un maniático obsesivo que seguro tiene algún trauma de la infancia (seguro un Edipo mal resulto; o lo cargaban por alto, gordo, por usar anteojos y/o apellido gastable). Busca la perfección en los ámbitos mas inútiles (tiene cds para el auto y cds para la casa, que son los mismos; limpia con Cif el teclado de la compu). Una cosa es la prolijidad, y otra la pelotudez. Roza la pelotudez, porque busca triunfos en lugares inhóspitos para el éxito; porque es un mediocre y su vida es miserable.
Y sábelo, estar con un tipo con problemas, te lleva a sentirte miserable.
¿Cómo descubrir a un tipo con problemas?. Y, ponele, fija que es un tipo con problemas el que cree que Tinelli es lo más, banca a Graña y cuando le preguntas cuál es su libro preferido te dice que es la biografía del Diego; o si hizo terapia y se dio el alta él solo. Si sabe distinguir entre un lacio natural y uno con planchita, lo más probable es que sea un tipo con problemas.
Por eso preferimos al tipo problemático. El que se va a emborrachar un martes, te va a llamar a las tres de la mañana para que lo vayas a buscar y pagues todo lo que se tomó, lo lleves a la casa, cierres la puerta y le tires las llaves por la ventana.
Por supuesto que no todos los hombres entran en esta categorización. Hay hombres normales todavía. También es difícil hallar a un tipo con problemas puro, o un tipo problemático ídem, pero no imposible. Así que a estar con la atención prendida.
Prueba de fuego, qué hacer para saber si es un tipo problemático. Hacelo mirar “Palermo Hollywood”. Si le ¡EN-CAN-TÓ!, es un tipo problemático.
Para saber si es un tipo con problemas que mire “Mejor Imposible”. Si te dice que ella es una zorra y Simon un depresivo, pero no dice nada sobre Jack Nicholson, estás lista, es un tipo con problemas.
La gente con problemas te caga la vida. El tipo problemático también, pero que es mil veces más adrenálico y divertido, seguro.

YO NO QUIERO QUE ELIJAS MI CHAMPÚ

En mi entorno, siempre resuena la misma frase: “y, ¿para cuándo el novio?”. Respondo, simplemente, “por ahora, no”, aunque por dentro se me despierta la María iracunda. Sin ir más lejos, hoy mi viejo, viéndome jugar con Ulises, mi gato, me soltó, con sorna: “¿por qué no te buscas un novio, mejor?, ya tenes veinte años”. Me enfermo. Ya van a entender.
Hace varios días, con unos amigos, me encontré metida en una charla de la que nada podía decir. Hablaban de sus largas relaciones con sus ex novios, y de los nuevos. Lo más cercano que pude mechar de alguien que cumplía las funciones de novio, fue a lo que todos me miraron raro, como queriendo decir “ese no cuenta”.
Ahí recapacité. Caí del catre para certificar que nunca tuve novio (ni lo tengo) porque no sé ceder.
No puedo tener una relación con una persona que no acepte todas mis directivas; con quien me reproche; con quien no entienda mis actitudes. Con quien tenga pero sobre mis decisiones.
Yo siempre fui sola, yo soy sola. Lo que es muy distinto a estar sola. Esto es sólo un estado. Lo mío es así, fue así ayer, es así hoy y, obvio, va a ser así mañana.
A veces miro a las parejas y me pregunto cuándo me va a tocar a mí. Gracias a Dios, al rato salgo de mi nube de boludez y me acuerdo de quien soy. Soy la última persona del mundo que podría compartir la vida con alguien.
No porque me gusten todos y me convierta en infiel de una. No porque me sea imposible. Lo es porque quiero. Porque no quiero portarretratos ni cumplemeses; no quiero reuniones familiares ni coartaciones a mi independencia.
Yo quiero un tipo piola, que caiga un día si, y que al otro ni aparezca; que le resulte copadísimo que yo haga la mía, y él la suya; que se burle de San Valentín y que le tenga fobia al compromiso. Que jamás, para tomar decisión alguna, me consulte. Que me quiera por lo que soy, y no por lo que le gustaría que fuese. Que respete mis opiniones y mi forma de ser. Que deteste las etiquetas y que sea vivo. Y un reo total.
Pero, lamentablemente, la experiencia y el método inductivo me llevan a creer que tipos así no existen, y si existen, son de esos que cuando te preguntan cómo estás, no le digas si estás mal porque no te van a hacer el aguante, o de esos que si pueden contarte que están para el traste, pero no para oírte si vos lo estás.
Por esto, yo sé que nunca voy a tener novio de esos que dan el tárget de perfecto y tipo estándar, que te cantan una serenata y te regalan flores, porque estoy mal de la cabeza.

UN INCENDIO DENTRO MÍO

Hay un incendio dentro de mí cuando las cosas no son cómo deberían ser. Cuando pegan un portazo o me sirven un vaso que no está bien refrigerado, o sin gas. O me invitan a comer algo que no me gusta. O se dicen palabras que no son las ciertas. O se actúa extrañamente a lo que se es.
Hay un incendio dentro de mí cuando no hago las cosas cómo las debería hacer. Cuando no te digo todo lo que pienso (que es este poquito), y me lo guardo por miedo a lo que me respondas, o que no me respondas. Que te enojes y no me mires más. Cuando llego tarde a disfrutar de un ratito de vida por estar ocupada con algo artificial. Cuando me hago la que no me importa lo que haces, y así disimulo.
Hay un incendio dentro mío cuando dejo pasar algo que en otras, jamás aceptaría. Cuando me dice que no me preocupe, que tiene la vaca atada, y yo muero de ira porque no puedo escupir todo lo que me pasa por la cabeza.
Me prendo fuego cuando él no me da bola. Cuando se hace el tonto y me invita un trago para retener mi atención e irse con otra.
Hay un incendio dentro mío cuando oigo que mentís, y no tengo las pruebas para echarte en cara tus blasfemias. Cuando negas tus palabras y no me acuerdo exactamente lo que dijiste.
Un incendio dentro mío causa la mala memoria que tengo, cuando elijo pasar por alto los tragos amargos, dejándome amnésica de esos malos tratos, los tuyos sobre todo. Lo mismo me genera ver de todos injusticias, y no poder hacer nada, tener que quedarme en el molde por no agredirlos.
Me prendo fuego cuando sé que estás obrando terriblemente, y te crees que vas bárbaro y hacés oídos sordos a mis consejos.
Un incendio dentro mío, que sólo se apaga cuando despejo mi mente y quedo apaciguada. Lo cual también me molesta, porque así no cambio nada.

mayo 14, 2009

ESTAR ENAMORADO, ¿QUÉ ES?

In dubio pro ego*

Yo nunca sufrí por amor. Bah, no estoy segura. No sé si alguna vez estuve enamorada, o si nunca lo estuve. No puedo dilucidarlo. ¿Es cómo esas cosas, como estar un poco embarazada?. Mira, yo detesto los extremos. Sostengo que en la vida nada es del todo una cosa ni del todo otra, así que confío que uno puede estar algo enamorado. También es cierto que hay distintos tipos de amor, y también distintos grados. Hay casos en que puedo afirmar que no me he enamorado. Pero existen otros que, sinceramente no puedo sentenciar que lo he estado. Es una gran duda. Eterna, no, porque creo que en algún momento, me enamoraré hasta la médula y veré si antes lo había estado, o si era un estado platónico, o un idílico amor, es decir, que yo me lo inventé. No sé que decirte. Me encantaría poder echar por tierra estas incertidumbres que ando padeciendo.
Que he sufrido, eso si te lo afirmo, y te lo firmo. Pero también sufrí cuando se murió mi perro Manú, o cuando le tocó a mi perra Jazmín. Mis compañeros de aventuras, eran, de chica. De juegos, de aventuras. Esas cosas. Sufrí como sufrí cuando me mudé. ¿Cómo lo mido?. ¿Es lo mismo, cuenta igual o tiene otra medición, otro pesaje?.
Todo se reduce a números, entonces si recordas a ciertas personas más atesoradamente que a otras, ¿es por qué las amaste?, ¿hay algún especialista que me pueda asesorar en casos así?, ¿puedo consultar a alguien?. Si lloro, ¿es por qué los amé?, ¿y si lloro de bronca?. Yo sólo lloro por lo que me genera bronca, cuando las cosas me superan. ¿Cuenta, entonces?, ¿o sólo tuve mala suerte y nunca me crucé con mi gran amor, o con un gran amor?.
¿Cuántos amores hay?, porque yo creo (y no te lo puedo afirmar) que hay un gran amor para cada momento de la vida, ¿pero cómo es el asunto?, ¿cuál es la verdad de la milanesa?, ¿quién bate la posta en este tema?, ¿Osvaldo Laport?, ¿Marcelo Mazzarello?, ¿algún premio Nobel?, ¿mi corazón?, ¿mi vieja?.
Yo no sé qué hacer. Detesto convivir con dudas, así que quiero resolver esta. ¿Qué hago?, ¿hay algún 0800?, ¿algún website?, ¿lo busco en Facebook?...¿¿qué hago??. ¿Sigo viviendo con este estertor?. ¿Busco mensajes ocultos en letras de tango?, ¿las tengo que oír de reversa?.
Si escucho temas y me pongo melanco, ¿es que estoy enamorada?, porque yo en el fogón de Bariloche escuché una banda y lloré, pero no sé si fue porque estaba enamorada. Creo que extrañaba a mi familia.
¿Eso se ve en el aura?. ¿Hay algún síntoma, además de las mariposas en la panza?. Porque yo siento mariposas en la panza de vez en vez: cuando paso por un bajo nivel, en algún juego extremo, como el simulador, o el arco iris, no así en el túnel del terror (ahí siento inseguridad). No sé, me están carcomiendo la cabeza. Necesito saber si estuve enamorada o no, si lo estuve poquito o mucho.
No sé que onda, Arlt dice que no existen las verdades absolutas, existen sólo las que hacen aportes a nuestra felicidad. ¡Ah, no!, ¡ahora voy a tener que hacer todo un razonamiento gigantesco para ver si, encima, han hecho aporte a mi felicidad!. Tarea descomunal. Mejor me tomo cinco minutos y descanso, que ya me exprimí el cerebro.

*“In dubio pro ego”, del latín, significa “en caso de duda, a favor mío”

LA CULPA ES DE TODOS

Si hay algo de lo que estoy podrida es de la discriminación que hacemos todos los días. Yo entiendo sus causantes psicológicas y todo lo que quieras. Pero estoy harta de sentir bronca cuando el colectivo no le frena a un tipo por simple portación de color, o pinta; cuando veo a un nene vendiendo tarjetitas en la calle, haga frío, haga calor; cuando veo a una señora con un chiquito en brazos tocando timbres, pidiendo algo.
De verdad, nunca vamos a tener una sociedad como corresponde en tanto y en cuanto las cosas sigan así. Todos los días contribuimos un poco más a la gran diferencia que existe, fomentamos la intolerancia, dividimos a la gente en dos bandos, donde parece que sólo hay buenos y malos, y nos olvidamos que sólo existen personas, todos víctimas del abandono por parte de los que tendrían que laburar por nuestro bien. Si al fin y al cabo somos todos tan ciudadanos como el otro, ninguno es más o menos valorable.
Te juro que me acongojo cuando escucho “hay que matarlos a todos”. Mi pregunta es a quiénes. ¿A aquéllos que lo único que no tuvieron fueron oportunidades?, ¿o a aquéllos que, habiéndolas tenido, no supieron aprovecharlas, aprendiendo valores y enriqueciéndose el espíritu?.
Sinceramente, creo que el problema central está en estos últimos. En la gente que tiene una familia bien constituida, una vivienda digna, la suerte de acceder a la educación y que nunca pasó hambre.
Podemos discutir hasta la eternidad miles de aristas. Si se les diese la posibilidad a la gente que nunca la tuvo, ¿harían todo lo que está en sus manos para aprovecharla?; si se baja la ley de imputabilidad y el pibe de 14 que mató tiene un juicio justo, ¿cómo lo reinsertamos en la sociedad?; etcétera.
Lo que, por supuesto, queda fuera de cualquier discusión es que todos tenemos la culpa, y mas lo que nos jactamos de bon vivants. La culpa es nuestra porque tenemos en la mano la solución y no la implementamos. De veras, hay que cambiar la cabeza, abrirla, incluir: incluirlos e incluirnos, comprometernos para dejarle a nuestros hijos una sociedad donde no te maten por un auto; donde vos disfrutes de tus cosas, y ellos de las suyas; donde no existan más antagonismos que los futbolísticos, y desaparezcan los mal aplicados.
Sé que suena grande, sé que suena mucho. Pero todo lo que hagas hoy, va a incidir en mañana. Si las cosas se hacen bien, mañana va a estar todo bien. Pensalo.

LAS COSAS QUE HAY QUE VER

Hay cosas que, juro, no puedo creer. Hoy estaba en Economía esperando que la profesora llegue. Día de parcial. Figurate vos, el ambiente se cortaba con un gilette, como diría un profe mio. Algunos nerviosos, otros más o menos y otros, como múa, sin notarse afectados (claro, la procesión va por dentro: pensaba que hay que dejar todo en manos del destino, si me saco un tres es por que ya estaba escrito).
Bien, yendo al grano, hoy hubo algo que me llamó poderosísimamente la atención: tengo una compañera que se ve, estaba muy nerviosa. Vean a continuación (vale decir que la materia arranca a las 20 horas):
20.06: -"¿Por qué todavía no llegó la bruja?" (entiéndase por bruja, profesora)
20.08: -"¡Ayyyy, UN mosquito!"
20.09: saca repelente Off de su bolso y se echa (SI, SI, SE ECHA REPELENTE EN UN AULA CERRADA CON 70 PERSONAS DENTRO), y a posteriori, le echa a su compañera, sentada al lado.
20.10: nadie entiende por qué catzo mi compañera trae un repelente entre sus pertenencias. Los más cercanos a su ubicación, tratamos de aguantar la risa.
20.11: -"Cómo está el dengue. El cura de la iglesia de la escuela de mi mamá se contagió"
Frente a su dicho, se generan reacciones varias entre los demás alumnos:
*consternación por la pobre madre, por haberle tocado una tarada como hija
*risa
*ataque de risa, seguido de llanto que desembocaría en presión ocular frente a los comentarios que les siguieron
20.12: -"Todos me burlan, y después todos piden que le prenda una velita bendecida" (en contestación a un compañero que se le casa la hija el finde y quiere que haga lindo día).
20.13: entra la profesora. La compañera entra en estado de catalepsia y tira por segunda vez su bolso al piso, desparramando sus porquerías y el Off en el aula que todos debemos juntar porque la pelotuda continua en estado cataléptico.
20.14: comienza el parcial, la profesora indica que la consigna número once está al final por error de redacción.
20.16: -"Profe, falta la pregunta once. Ah, no, mire, acá está, la encontré. Chicos, está al final!"
20.17: pensé que me paraba y la asfixiaba echándole Off en la boca.
20.25: -"Profe, me da un certificado de exámen?. Ah, usted no tiene?, y de dónde los saco?."
Bien, podemos sacar en limpio que mi compañera es una cuadrada. Y es ingresante, claro está. La pinta de mi compañera. Debe tener diecinueve, veinte, pero parece de veinticinco. Para mi que tiene la meninges inflamadas, le hacen presión pero para dentro, de lo vacío que tiene el cerebro.
Esta piba es una cuadrada. Pero se va a recibir y es más probable que lo haga antes que yo porque, no me canso de verificarlo, para ser abogado no es necesario ser inteligente. Cualquier cuadrado con un poco de constancia se recibe.
Obvio, después son de los abogados mediocres que no hacen nada por nada y tienen un estudio de cuarta donde explotan pibes que son más inteligentes que ellos y les mantienen vivo el bolichito, y todo al módico precio de ganar dos o tres casos, por supuesto a otros abogados tan ídoneos como ellos, que si los encerras con un caso medio rebuscado, se queman el bocho.
Los aborrezco, habría que cambiar de esfera de preferencias. Deberíamos rescatar la inteligencia y el ingenio, y aplastar la ineptitud que vemos todos los días.
Con el tiempo me voy añejando en verborragia, nomás.

mayo 08, 2009

UNA PIZCA DE ESPERANZA

Siempre creí en la "ilusión del indulto", que aprendí del libro de Frankl, "El Hombre en Busca del Sentido". Viktor dice que existe un estado de ánimo, en psiquiatría, según el cual el condenado a muerte, en el instante anterior a su ejecución, concibe la ilusión, la fantasía de que le indultarán en el último segundo, salvando así su vida.
Esto es análogo a lo que concibo del acontecer de las cosas. Nada está nunca del todo dicho, a último momento, pasará algo que va a cambiar todo. No interesa cuán incorporado tenga el suceso de un hecho cierto. No importa, es muy posible que no suceda, o que suceda todo lo contrario.
La mayoría de las veces suele no pasar pero, cuando pasa, me regodeo en mi INCREÍBLE y PULIDA hipótesis sobre el devenir de mis simples historias mundanas.
Ojo, tampoco soy tan trágica. Lo hago con aquello que perturba mi calma (que más que un estado, es mi forma de vida), lo pienso con esas cuestiones.
El destino. Es cierto que tiene escrita nuestra vida entera. Como el Corán dice: "está escrito". También lo dice el Apocalipsis. Y ahora lo digo yo, mirá como me la creo.
De todas formas, hay cosas que le escapan a mi criterio. A veces, muy de vez en cuando, vivo situaciones que, de habérmelas vaticinado con anterioridad, no las hubiese creído. Que me iba a pelear con esa amiga; que iba a haber un tipo que me comprara el coure; que la persona más simple que conocía, se comportaría de modo tan complejo e imprevisible.
Y también hay otras que me sorprenden, y hacen que me trague mis palabras: que mi mejor amiga me iba a secundar en TODAS; que al final lo mio son premoniciones y no indicios; que todo lo que das, vuelve.
Creo firmemente que cuando uno logra lo que quiere, hay encantos que se diluyen. Y si, es lógico. Todos tenemos una couta de sueños que alimentar, y cuando están pipones, no sabemos que hacer. Y nos frustramos. Y ya dije que frustrar me duena a frula. Y no está bueno.
Los encantos se diluyen porque las cosas no son exactamente lo que creemos. Yo no soy tan reventada como sueno, ni tan despiadada con la gente como parece. Esto nos suele pasar porque nos creemos prototipos de seres superiores, el progreso de la juventud in crescendo, el leit motiv de la aristocracia intelectual, y niños índigo; que todas nuestras ideas son verdades absolutas, y que los dichos del otro son motivo de risa y terminamos dándonos cuenta que otra vez la pifiamos. Que en nuestro camino nos quedan muchas cosas por conocer, que nuestras verdades absolutas no son otra cosa que hipótesis que nos faltan pulir y que, en realidad, estamos más cerca de ser nenes de pecho que seres superiores.
Lo bueno es que cada vez que un encanto se diluye, subimos un escalón. Uno no puede vivir soñando, idealizando. Uno tiene que vivir, a prueba y error, ajustarse los zapatos y ponerse a bailar. Total, siempre se van a diluir los encantos, y tenemos que aprender a procesarlo. Siempre va a existir un motivo para ser infeliz, para bajonearse y ver todo negativo. Pero busquemos los motivos para ser felices, que deben de haber muchos.
A mi me suele pasar, esto de que se me diluyan encantos.
Me pasó con la carrera que toda la vida quise hacer y ahora le tengo que poner muchísima garra. Me pasó con mis tipos. Me pasó con quienes querían ser mis tipos, yo no quise, se cansaron y quise que sean mis tipos. Me ha pasado con vacaciones que planeé durante meses y terminé pasando quince días a cara de perro, moco tendido e ira a flor de piel. Me ha pasado con amigos de los que pensaba que jamás iba a poder prescindir.
No importa, que se diluyan los encantos. Busquemos nuevos. Yo busco arriba, y vos buscas abajo.

ANDRÉS SEGURO FUE A UN COLEGIO WALDORF

A veces creo que hay demasiada pedagogía en la primaria. Y muy poca en la universidad.
Para los pibes, eso es un cimbronazo, mal. De unos meses a otros, deben madurar y adaptarse a tener que sentarse a leer y preparar trabajos prácticos, cosa que en su paso por la educación primaria, nunca aconteció.
A mi me llama la atención las cosas que dicen algunos en la facu:
-"Disculpe, ¿qué quiere decir con que entra toda la bibliografia?"
-"Estuve estudiando todo el finde para el recuperatorio, porque me saqué un cinco. ¿Cómo qué con cuatro?, mirá que a mi me dijeron que se aprueba con seis"
-"Lo que dice la Constitución y los instrumentos internacionales es todo mentira" (EN LA FACULTAD DE DERECHO!)
-"¿Vos que decís, qué la naturaleza jurídica de la obligación es importante, que lo van a tomar?"
Cosas raras. Miles. Algunas nacen de la inocencia más absoluta. Otras, de seres cuadrados, cuasi fronterizos que no entiendo cómo han llegado a la carrera sin presentárseles la cruda realidad: no da que se formen como profesionales.
Todo bien, gente, a mi me encanta que cada uno elija lo que le guste pero, vamos, a no mentirse.
Hay gente que no sirve para la facultad pública, porque son del otro bando. Son los otros. Los otros que no da que se formen como profesionales. no porque les falte rapidez mental, sino porque sólo puede desarrollarse en un ámbito super pedagógico. No porque sean menos inteligentes. Al contrario, creo que son más vivos que nosotros. En la universidad pública, estoy convencida, LA GENTE ES MALA.
Si te pueden hacer llorar, lo van a hacer; todo bajo la bandera "de que te ayudan a crecer como persona". Y desde la otra cuadra, los pibes Waldorf se nos mofan y triunfan produciendo programas de TV o radio, trabajando en Google o creciendo como artistas.
Mientras que nuestra antonomasia es "los pobres pibes", la de ellos es "talentosos", o "virtuosos".
¡Dejémonos de mentiras!, nos maltratan para canalizar sus sufridos años de estudiantes, cómo lo sufrimos nosotros ahora, y se desquitan con nosotros, que cada vez somos menos, porque huimos, víctimas de su maltrato diario.
Por eso, mucha gente se va, se da cuenta de que su lugar no estaba donde estos tiranos, sino que estaban predestinados para otra cosa. Cosas grandes. Para aprender de la mano de la pedagogía.
Es así que ellos terminan aplicando su sensibilidad e ingenio en lugares mejores que un estudio jurídico que te explota y te chupa el alma, o una pasantía que te caga la vida, o una práctica en orfanatos o reformatorios que te quitan el poco corazón que venías conservando durante toda la carrera para un momento especial, como tu casamiento, o el nacimiento de tu hijo.
Gracias a la pedagogía y su no aplicación en las altas casas de estudio, existe gente como Maru Botana, que seguro no estudio Ingeniería; como Pettinato que no estudió Medicina; como Calamaro que de seguro no estudió para Calígrafo Público.
Simple. Lógico.

CURRÍCULUM VITAE

Hola, mi vida. Mi gracia es María, como ya sabes y, en cualquier momento, cargaré dos décadas. Dedico mi tiempo libre a estudiar y durante las tardes, juego a lo que más me gusta: hacer nada. No me gusta el circo y crecí de la mano de excelente música, pero cuando estoy sola, disfruto de escuchar letras pegadizas. Le tengo fobia a no hacer de mi vida lo que pretendo y muchas veces elijo estar sola conmigo. Es muy divertido y, generalmente, muy productivo. Cuando quiero, lo hago con todas las letras y, cuando me disgusta alguien, lo aborrezco.
Para mi, siempre es buen momento para una cerveza con maníes y charlar. Todavía padezco el síndrome de Peter Pan y, en verdad, lo disfruto. No me gusta que llueva más de dos días seguidos y tengo problemas con el alcohol. No me sé manejar con los niños y le tengo miedo al ochenta por ciento de los perros.
Detesto que me asalte una duda y no poder despejarla, pasados diez minutos. Sueño con encontrar al amor de mi vida, pero no arranco el motor ni para buscarlo. Mientras tanto, mal no la paso.
Puedo llegar a ser extremadamente arisca, como también puedo ser más bondadosa que Juan Carr. Tengo pésimas elecciones en cuánto a lo que en hombres respecta, lo cual deriva en que nunca haya estado en pareja. Tengo amigos incondicionales, y de los otros; de todos los cuales estoy orgullosa, la mayor parte del tiempo.
En la cabeza, tengo tres agujas. Cuando más rindo, es porque menos me he esforzado; las buenas cosas que resultan se las adjudico al destino; y, cuando me va mal, me frustro un rato, respiro y voy a gritar al patio. Ahí nomás, me libero.
A veces, adopto un par de orugas, las bautizo, intento domesticarlas y se van, convertidas en mariposas. El buen humor, para mi, es el mejor estilo de vida. Y no hay con qué darle.
Adoro lavar los platos, y juego a adivinar a quien corresponde cada traste, por su modo de alimentación. Cada vez que ando en auto, juego a armar palabras largas con las patentes, o números telefónicos conocidos.
Creo que en otra vida viví en Brasil, o quizás ese sea mi futuro. A veces tengo premoniciones. Es mi calidad de niña índigo la cual me permite realizar tales hechos, entre otros.
Me encanta observar mapas. Eso, observarlos. No ambiciono nada enorme, ni recorrer el mundo, ni ser millonaria. Me conformo con aprender todos los pueblos de todas las provincias y sus gentilicios. Con eso me conformo. Después de alcanzarlo, veremos.
Me agrada mi nombre; me agrada el sambayón. No me gustan ni las caricias ni el pegoteo. Menos que menos, dormir acompañada. Lo detesto. Como también que me adjudiquen ser arisca; o que me adjudiquen sentimientos que desconozco. Que digan que fabulo, eso me molesta. No muero por lo dulce, pero sí por la Coca Cola. Si me fuese a una isla sola, sería un must seguro. Una botella sin fin, con gas y fría. Y un reproductor de música. Y un anotador. Con eso, estoy hecha.
Cuando comienzo a reflexionar, me voy tan lejos del punto de partida, que me termino embrollando al divino botón, yo solita, con cualquier nimiedad.
Soy una obsesiva. Algún día leeré entero el Diccionario de la Real Academia Española, y entenderé todas las letras de los Redondos. Las voy a cazar al vuelo. Algún día. Me siento una tipa honesta, sé que lo soy. A veces, me bajoneo. Fulero. Me asusto. Me desconozco. Ahí pateo el tablero, mando todo al mismísimo demonio, y pongo música y comienzo a revolear los pies. Y no sabes lo que me rio.

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