Se hace la remake de "La Banda del Golden Rocket". A vos, ¿cuál te gustaría que vuelva?

junio 24, 2010

Y CON ESO BASTA

-"Siempre está ese momento, en que tengo ganas de llorar"
Y la escuchabas, tan sentidamente como tus ganas de rozar con tus manos las yemas de sus dedos.
Y tuviste un flashback. La primera vez que la viste sonreír. Cuando oíste su voz. Cuando te abrazó porque tenía miedo.

Y te daban ganas de reír. Tenías ganas de decirle que esa vez que la abrazaste porque tenía miedo -y todas las veces-, vos tenías el doble, te temblaban las piernas.
Pero le rozaste las yemas de los dedos, sin siquiera pedirle permiso. Y se largó a llorar. Llovía.

Esa angustia suya potenciaba tus ganas de no dejarla nunca, de cuidarla para siempre.
Te quedaste con eso, dándote vueltas por la cabeza.
Y aunque nadie la escuchaba, la sacaste de vos. Y por primera vez le dijiste "te quiero".

A LA ALTURA

Te dije que no saltaras el paredón.
Bueno, habiéndolo hecho, no me quedaba más que acompañarte, como siempre.
La policía había llegado, y una suboficial nos pisaba los talones.
No sé por qué, nada habíamos hecho. Sólo te me habías recostado porque tenías sueño -y tres martinis encima, además-.
Corrimos, porque nos sentíamos jóvenes.
Entramos a un conventillo, deambulaban Freddy Mercury y mi abuela muerta. Y la suboficial se largaba a llorar del miedo.
Me habías enredado en tu lío.
Pero un lío con vos, es tocar el cielo con las manos.

¡VIVA LA PATRIA! (no retornable)

Habíamos ido al festejo del Bicentenario, impregnadas de escarapelas, sentimientos nacionalistas y entonándole a cada transeúnte "viva la Patria".
Me di vuelta y le grité a la multitud enardecida "nada más los voy a mirar". Les importó un bledo, nos pisaron de todas formas. Nos empujaron, nos embitieron.
Un señor, por lo contrario, dijo "¡dénse vuelta TODOS!", y todos giraron e hicieron lo que éste hijo de vecino ordenó.
Otro me pellizcó el hombro, y me echó del puesto de conopizza porque quería saludar a alguien.
La gente no estaba bien, estaba irritable.

Perdimos el coxis de una; la dignidad de otra; la voz de aquélla; los riñones de una cuarta -de seguro, todavía sobrevuelan el obelisco-; el humor de una quinta y mitad de mi cuerpo, además de las ganas de festejar, que quedaron finiquitadas hasta el Tricentenario.

Me estoy yendo con el Cuerpo Forense de la Bonaerense a buscar todas nuestras pertenencias. Excepto los riñones, esos los dejó su señora dueña, en un acto de furia particular.
Quien quiera, puede apropiárselos.

IN REM VERSA

-"¿Qué vas a hacer, entonces?"
-"Me voy a presentar a dar el final, y voy a dar la primer parte"
-"Bueno, si necesitas, yo tengo los apuntes, resúmenes, avísame"
-"Muchas gracias, sabes, yo quería decirte algo hace rato, capaz ya lo notaste, pero me parece que tengo que decírtelo..."
-"Suárez Acosta, ya está su libreta. El adjunto quiere hablar con usted"
Media hora me retuvieron. No había necesidad.
Se fue; cuando salí, ya no estaba.
¿Habrá tomado ese llamado como una razón del destino para callarse y no decirme lo que quería contarme?.

Espero cruzármelo el próximo cuatrimestre en algún pasillo, para poder increparlo, y que me revele lo que desistió anteayer...
Y de ser contrario a lo que espero oír, confesarle que me gusta desde el primer día de cursada.

NO SOS MI LEIT MOTIV

Alejandro querido (y lo de querido es meramente un formalismo):
Vos que decis que lo que escribo en este blog es para vos, y estás tan seguro, porque lo afirmas con tanto fervor, bueno, te tengo un notición: pero ni una coma, ni la más irrelevante oración, te las dedico. De nada aquí sos destinatario.
Olvídate.
En este blog (ni en ningún otro blog de mi autoría) no hay nada para vos. Salvo las encuestas que puedas contestar, o los posts que gustes leer. Que, en definitiva, están dedicados a todos mis fieles lectores (aunque los cuente con los dedos de las manos).
Pero nada ni remotamente dedicado a vos, escrito para ti, surgido por tu causa -bueno, luego de que suba esto, sí habrá algo dedicado a vos: solamente este post-.
Realmente, no sé que me produce que te sientas identificado en lo que escribo, por qué cuernos haces el razonamiento de que iría dedicado a vos. Estoy anonadada. Por un lado, me da risa; y por el otro, me produce ira. Pero, qué sé yo, no te culpo. ¿Será que padeces del síndrome Mirtha Legrand?.
Para la próxima, no lo afirmes tanto, por lo menos. No está bueno ir por la vida afirmando boludeces.
Es mejor parecer nabo, a abrir la boca y confirmarlo.

junio 09, 2010

ROBERTO, LA SECUELA

Primera parte, click aquí

¿Cómo no me di cuenta antes con Roberto?. Ahora que lo pienso, ni siquiera sostengo que alguna vez me haya querido.
Recuerdo un día que fuimos a bailar al Dixit, y él se tranzó a un tipo. Yo fui una pelotuda, ahí nomás tendría que haberme enfurecido.
Pero no, le sostuve el pelo mientras vomitaba y le fui a buscar una cerveza, porque tenía ganas de seguir delirándola, él.
Pero la culpa es mía. Yo fui siempre tan permisiva con Roberto. Pasa que lo amaba. Tantísimo. De acá al cielo, imagínate.
Te juro que desde que lo conocí, me cambió a vida, un ciento por ciento.
Lo que acontece es que, Roby -así lo llamo en la intimidad, aunque él dice no gustarle, y me pega- no encontró todavía su vocación. De joven, quería ser alcanza-ties en los partidos de rugby de la URBA; pero, cierta vez, saliendo de Gerli Dancing y Sportivo Club, una multitud enardecida lo linchó, sin motivo aparente alguno. Lo acusaron de robarse la guita de la recaudación, a beneficio de un colegio carenciado.
Yo estoy segura de que no fue él, no es un tipo que conozca la maldad. Para nada. A veces es medio mala leche, la verdad es que una vez le rayó el auto a mi papá, pero bueno, él le mojó la oreja.
Roberto es un sol. En aquella gresca, del Gerli Club, se partió los meniscos, hecho una piltrafita quedó. Como su sueño de ser alcanza-ties.
Como te decía, Roberto es un sol. Salvo cuando se levanta con malas vibras. ¡Uh, agárrate, Catalina!. Yo le digo que está en "esos días", y él se me sufura. "Salíme", me grita, y revolea lo que esté a su alcance.
Pero , eso sí, hay que reconocérselo: revoleando, Roby es el mejor. Qué swing posee, y que puntería. Siempre atina a lo que apunta (que el 95% de las veces soy yo).
Me dice de todo. Pero yo sé que es su modo de demostrarme cuánto me ama.
Yo tampoco podría vivir sin él, ojo al piojo. Me viene a la memoria, justo, unas vacaciones que pasé en Nueva Atlantis con los muchachos de la parroquia. Yo, precisamente, lo extrañaba mares.
Al décimotercer día, yo estaba en el centro comprando berberechos; y ahí nomás, pasa el trencito de la alegría -que me vuelve loca- y de repente, atrás de El Hombre Araña, aparece él. Mi Roberto.
¡Ay, fue tan lindo!. Que me deje llevarle la reposera a la playa (parábamos en un camping que quedaba del otro lado de la ruta, como a kilómetro y medio de los balnearios), su bolsito, su balde, la palita y el rastrillo, porque lo que más le gusta es construir reformatorios de arena.
Y si, castillos hace cualquiera y Roberto, mi cielo, no se anda con chiquitas. Llega a la playa, espera a que yo termine de clavar la sombrilla, le cebo unos mates, le doy los churros rellenos y comienza con el reformatorio del día.
Pasa que él tiene una fijación. Pasó dos años, siete meses y dieciseis días guardado, de chico, porque dicen que asaltó a punta de caño una fábrica de chacinados.
No fue la primera ni la útima vez que lo agarraron de perejil. Sin ir más lejos, el otro día, se armó un tole tole bárbaro en casa. Vino la Federal, me lo acusaban de dealer, denunciado por los vecinos que, mirá, son una manga de envidiosos terribles, porque es un tipo tan bueno Roberto, exhala bondad. Por cada poro.
Mirá, puede ser que Roberto sea medio remolón, vago, violento, agresivo, que consuma porquerías, etcétera; pero él es el hombre de mi vida, el dueño de mi amor.
A veces, para qué te voy a mentir, me da cosa, porque sé que él no me ama, o no me valora como yo a él pero, ¿quién dijo que los sentimientos tienen que ser parejos?.
Yo sé que no es el estereotipo de pareja ideal pero, Roberto, ¡la verdad es que es un flor de turro, un artefacto del demonio!. ¡Pero si yo a este Roberto de porquería lo tengo que matar!.
Le voy a dar donde más le duele. Voy a dejar de comprarle el shampoo que tanto le gusta como le deja el cabello -firme y sedoso-, y que se las arregle.
Y redoblo la apuesta: no le doy más ni un peso para que salga de juerga con los muchachos. Ahí está.
Roberto, no sabes lo que te espera. Se te vienen negras.

PRÊT-À-PORTER (listo para llevar)

Paula había pasado toda su adolescencia de aquí para allá, con uno y otro filito.
No había conocido el amor. Sí ella hubiese sabido que llegaría un tiempo más tarde...
Bueno, la historia hubiera sido otra.
Ese festejo de Año Nuevo no le sería intrascendente.
Entre todos, le gustaba uno solo en esa tertulia.
Y él le dio un beso. Contra una pared.
Era más grande que ella. Que se creía preparada. Que se creía que se las sabía todas.
Ella respondió a su beso, tímidamente, inocentemente. Era una criatura, a fin de cuentas.
Él bajó su mano por su espalda.
Ella quitó su mano.
Él rió, y ella continuó besándolo.

De un instante a otro, él se acercó a su cuello, y le dijo al oído algo que ella no quiso ni reproducir.
Agarró su cartera, lo miró grande, porque ya lo era. Y se fue.

Paula, en 20 minutos había crecido.
De golpe, de alto impacto.
Así, como quien no quiere la cosa, era toda una mujer.

junio 03, 2010

MANJAR

Dedos de pianista (y manos delicadas),
y en la mirada, hay bosques de ébanos, que perfuman, habitués.
Es tu presencia, insignia de la languidez francesa.
Cuerpo sonoro, cual bailarina, y no hay para nadie
más amor que el de tus brazos, livianos, eternos.
Tu corazón, hecho de haces multicolores
tolerante, habrá de soñar con nuevas utopías.
Roja tu boca, roja te osas
impetuosa, luminosa.
Hay más vida dentro tuyo, que no has notado
dueña de tus silencios, dueña de tus pasos
chicos, pequeños, y ya has entrado al cielo.
De la necesidad por sobre tu nariz
no te has percatado, y arribaste y se agotaron los abriles.

Dedos de pianista (y ser delicado)
criatura maravillosa,
has abierto mil y tres eternidades.

AQUÍ HACE TANTO CALOR

Ni siquiera hay lugar para depositar los pensamientos.
OK, no lo voy a repetir, no me gusta, no me siento a gusto.
¿A quién le importa?, ¿alguien decidirá oírme?.
Bueno, en todo caso, a quien corresponda. Alguien en cualquier momento, deberá escuchar estos bombos y platillos que resuenan dentro de mí. Que hacen en mi interior, las veces de la Orquesta Sinfónica Nacional.
Ya me oirán. De un instante a otro, vendrán a por mí, a pedirme que recite mi monólogo pseudo barroco y despliegue mis modales de muchacha criada en los '90.
Vendrán, me lo pedirán, quizás me oirán -lo que no será circunstancial de que me entiendan-, darán media vuelta y se irán por donde vinieron.
Aquí no hay ni dónde depositar los pensamientos.
Ni quiero ser despótica, ni voy a hacerme lugar dando codazos y empujones, de ese modo no quiero llegar. Así no quiero darme a entender.
No quiero llegar a tal punto.
Quizás sería preciso que aprenda a levitar, el espacio aéreo jamás está correctamente aprovechado.
A lo mejor, allí, tendremos lugar, interlocutor per se, entonces sí para depositar lo que gustemos. O, por lo pronto, lo que consideremos necesario.

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