Se hace la remake de "La Banda del Golden Rocket". A vos, ¿cuál te gustaría que vuelva?

diciembre 30, 2009

¡SAN, SE ACABÓ!

Contursi de mi cuore:
Esta es la última vez que te escribo. Y es abierta. Por muchos motivos.
Porque ya no me interesas como antes lo hacías; listo, cumpliste un ciclo en mi vida. Digamos, un poquito maduré, y me merezco desatarme para siempre de vos y ya no recordarte cada vez que hago mis asociaciones libres, que no son tan libres. Más bien, las dirijo yo, para donde quiero.
Porque yo te quise muchísimo. Pero, qué sé yo, con vos siempre tuve que adivinar, y yo quería que me digas las cosas de frente. No las lindas que me decías. Esas no quería oírlas. Quería que me confíes tus problemas, todas tus preocupaciones. Pero nunca fue así, conmigo siempre la pasabas bien, y con eso no íbamos a llegar a ningún lado. O por lo menos, nunca adonde vos querías.
Y porque tengo que felicitarte, y éste es el motivo de esta carta mandada por mail. Aunque hubiese esperado que me lo contaras de tu boca, pero como siempre, viniendo de vos, me termino desayunando de tus cosas a través del resto de la gente. Así que, ¡felicitaciones!.
Y ya que estoy, me quiero sacar unas cosas de encima.
Vos sabes que jamás busqué una etiqueta, un nombre a lo nuestro de tu parte porque, total, yo sabía lo que sentía, lo que me pasaba, hasta donde llegaba y lo que yo sentí lo puedo guardar en una cajita. Y estoy tranquila con eso. No pido más. No pedía más, nunca pedí ni reclamé nada.
Porque ya la pasé, porque ya hice mi duelo, porque no hizo falta ni siquiera un corte.
Sin darnos cuenta, lo dimos ambos, al mismo tiempo. Por eso no me dolió. O si, si me dolió pero no lo sentí. Es raro, es complicado. Igual vos me entendes. Porque sos raro y sos complicado. Por eso no me molestó certificar que nunca más te voy a ver para tomar mates a las 5 de la mañana cerca del tren, ni para prepararte torta de duraznos, ni para que me cantes.
Chau, mi eterno adolescente, no me voy a cansar nunca de decirte lo mucho que te quiero. Que tengas una excelente vida, que tengas éxito en esos ámbitos que no te interesan pero son importantes en la vida capitalista que nos toca (porque un poquito exitoso para mi sos; no conozco nadie que haya desarrollado tanto su nivel de comprensión de los sentidos y las emociones, te felicito).
Saludos, Mari tuya (admito, sólo suena lindo "Mari mía" de tu boca).

P.D.: parlemo presto, caro cuore.

PRUEBA DE FUEGO

Una de mis amigas se puso de novia con un muchacho hace año y medio. En ese lapso, nos distanciamos y nos volvimos a amigar.
Al alejarnos, dejé una amiga con un novio con el que recién empezaba.
Cuando volví, tenían ya una relación más que afianzada.
El summun de este asunto es que me costó muchísimo que él me soportara. No ponemos en juego su bondad, no dudo que posea tal cualidad, pero me odiaba, creo.
Tiempo al tiempo (a veces, la paciencia es mi mejor virtud), logré que me tenga un poquitito de aprecio -si, solamente, aprecio; como el que le tenes a la mascota de algún amigo-.
Pero hace unos sábados me puso a prueba.
Había una fiesta en su restorán. Muchos tipos. Todos absolutamente borrachos. Yo, inocente, me dirijo al baño.
Para tal tarea, tuve que pasar indefectiblemente por la barra.
Repentinamente, siento gritos. Muchos gritos. Asustada, giro sobre mis talones, que era de donde venían los gritos, encuentro al novio de mi amiga con una ginebra Bols.
Esperaba que tome dos medidas de esa bebida engendrada por Sátanas.
Yo no tomo bebidas blancas. Es más, sólo tomo cerveza. Sabía que si tomaba esa porquería, iba a terminar arruinada, con el rimmel corrido, abrazada a un inodoro.
Pero la arenga de la gente (había como diez tipos mirando mi cavilación ante el ofrecimiento del novio de mi amiga, y mi amiga) fue lo que me hizo beber ese vaso de soda, repleto de ginebra.
Él me mojó la oreja, ese vaso de ginebra fue una provocación. Me estaba poniendo a prueba. Y yo no me iba a achicar, ahí, frente a todas esas personas.
Él estaba poniéndome a prueba, o yo estoy siendo muy lógica y hago una lectura muy minuciosa, como siempre.
En todo caso, la segunda vez que me tocó tomar el chupito de ginebra (que debían ser como 50 mililitros, o más, no exagero), me sirvió solamente un cuartito de la capacidad del vaso.
Creo que pasé la prueba.

FACEBOOKEAME

Hace tiempo empezó esta moda tonta, absurda. Yo tendría que haberme dado cuenta pero, claro, como siempre, no veo las cosas hasta que me estallan en la cara.
Todo empezó hace un tiempo, en un boliche. Un muchacho me pidió mi nombre para buscarme en el Facebook. Como yo digo siempre: nada de teléfonos ni de vacaciones juntos. Pero esto me pareció mucho.
Mínimo, un mail pedíte. Chárlame, a ver si quiero que me agregues al Facebook. ¿Cómo te voy a aceptar si ni sé quién sos?.
¡Chárlame, a la vieja usanza, cómo se conocieron mis abuelos, mis papás y todos los filos normales del mundo!. ¿Cómo me pedís mi nombre para buscarme en la Internet?.
¿Cómo te voy a dar mi nombre si no te conozco?. Qué sé yo si sos un violador, un asesino serial o peor, ¡un telemarketer!.
Yo no pido que salgas con una Bic y una resma de Post-it! (que puedo dar fe, existen todavía tipos así, como corresponde), pero no me pidas el Facebook. Como otro nabo que me crucé en una fiesta y osó hacérseme el novio hasta que lo mandé a freir churros. A los dos días, después de que lo tratara pésimo y lo negara frente a los amigos, me buscó en Facebook y me mandó un mail, antes de agregarme. Su mail decía textualmente "Remera AC/DC". Yo pensé que era una tomada de pelo, o que era un pibe que vendía tales artículos. Pero no, era el nabo éste.
Dale, invertí cinco minutos de charla, aunque sea banal, aunque sea intrascendente. Son los que vas a gastar después tecleando en ese chat de cuarta que tiene la red social que viene atontándonos hace unos años.
¿Qué tengo que esperar dentro de unos años, que me twittees?.

ME LA CREÍ

Hace unas semanas, fui a la entrega de medallas de mi hermana. En la iglesia del colegio.
La verdad, me re embolé.
Pero me sentí muy observada por varios tipos. Pensé :-"¡guarda, qué levante hoy, ¿eh?, hay que hacer que alguno te pida el teléfono!".
Después de sentirme una diva total durante hora y media, y comentarlo con una amiga, fui a comer a un restorán donde me percato de que mi pantalón estaba roto.
ROTÍSIMO. Del lado externo del bolsilo izquierdo, casi diez centímetros de piel al descubierto en una iglesia.
Por eso me miraban los tipos. Porque tenía casi el trasero al aire.
Además de porque estaba muy linda.

Entradas populares