Un cenicero para tres era poca cosa.
Si, para Nicolás, María y Victoria un cenicero para tres era poca cosa, poco y nada.
La vida los tenía de aquí para allá, a la derecha, a la izquiera, delante, detrás. Y al cenicero, también.
El humo de cada uno molestaba al resto, ya no podían seguir compartiendo tal objeto porque un cenicero para tres es poca cosa. Así, la cuestión no podía seguir.
Y un cenicero para tres continuaba siendo poca cosa.
¿Poca cosa?, era muy relativo. ¿Qué es, realmente, mucha cosa?.
Mucha cosa es un cuarto de algodón, o una caja llena de postales o un disco mp3. Si, eso es mucha cosa.
O no, tal vez un cuarto con tres osos sería mucha cosa y todo lo demás quedaría relegado a ser poca cosa. O quizás un cenicero para tres es mucha cosa.
Un cenicero.
Nicolás, María y Victoria.
Tres son multitud...
¿Algo de más?.
No, un cenicero para tres no es poca cosa ni mucho menos. Tres son multitud, y esa es la verdad.
1 comentario:
Si hay algo que me da no se que y me pone como nerviosa o emocionada es que alguien te haga parte de sus cuentos o de su agenda o de su diario intimo.
Y agrego que para mi tres no son multitud, de a tres se pueden hacer grandes cosas...tales como amistades.
Publicar un comentario