Leo las estaciones de la línea B, mientras en el auto suenan cantantes melódicos de los '90. Y no me exaspera.
Sólo por esta noche, me olvidé de mi rock & roll y mi postura de mina dura.
Fastidiosa, yo. Pero hoy, no. Hoy había renunciado a mi mecanismo de defensa recurrente: dejé de quejarme, y te escuché.
No voy a revelarte que para mí resultarás el amor de mi vida. Es un poco mucho. Pero dentro de mí, hay fuegos artificiales y en mi lóbulo frontal suena un bolero.
Todo tiene una razón de ser. Por algo hoy estuvimos allí.
No cruzaremos ni la General Paz, pero habremos llegado a cualquier parte.
Resultarás el hombre de mi vida. Sólo preciso que me des un espacio y un poco de tiempo, y una sambita me recordará tu perfume. Y vas a escucharla vos, también.
Nostalgia, nunca más. No habrá subtes ni cantantes melódicos. No hará falta combinar horarios, tiraré mi Guia-T y mis malas ganas, y vas a asumir que resultarás el hombre de mi vida.
Estaré lista para cantarle al mundo. Vas a estar listo para encontrarnos en París.
La vida misma acaecerá. Y dejaremos la materialidad.
Sólo va a quedar un olorcito a septiembre que nos congelará los dedos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario