Se hace la remake de "La Banda del Golden Rocket". A vos, ¿cuál te gustaría que vuelva?

marzo 23, 2009

Y QUE TODA LA VIDA, TE MATE LA CULPA

Ese día no iba preparada a encontrarlo. Es más, ya había descartado toda posibilidad de volver a verlo. Me había agotado de esperanzas y la verdad, creo que ya no me importaba tanto (o el tenerlo tácito en la cabeza me hacía creer tal cosa).
La cuestión es que, obviamente, el día menos pensado, el día menos preparado mentalmente a la eventualidad de cruzármelo, me lo encontré, en el mismo lugar de siempre. En el lugar donde nos habíamos conocido. El lugar donde, induscutiblemente, lo iba a hallar.
Y ahí estaba él, hecho todo un joven disfrute de la noche, despeinado, con unas copas encima, charlando con cuanta persona del sexo opuesto se le atravesara enfrente.
Y ahí estaba yo, hecha toda un puñadito de nervios, sola (aunque acompañada, me sentía sola), chiquita, poca cosa, lastimada por él, angustiada y expectante a su reacción.
Y ahí estaban mis amigas, encendidas fuego de la indignación y la ira que este tipo y su comportamiento hacía mi les causaba.
Y el tardó en reaccionar, en verme, en darse cuenta que yo estaba ahí (o se hizo el que no me vio). Y, sinceramente, hubiese prefereido que no me vea.
Su comportamiento fue, inconscientemente, el que yo sabía que iba a suceder. Se comportó como si nada hubiese pasado. Como si no me hubiese cortado el rostro pro mensaje de texto. Como si nada. Leo, otra vez, se comportó como si nada. Se hizo el boludo. Y yo...yo me hice la superada, aunque por dentro, lo único que quería era yo también hacerme la boluda, dar por tierra nuestros errores y fundirnos de nuevo en uno, que se vayan las miradas y estemos él y yo, de nuevo.
Me hice la superada porque tengo este poquitito de orgullo, porque tengo amigas que me hacen recordar que soy lo suficientemente valiosa como para que este tipo me merezca(o por lo menos, me hacen creer que soy valiosa para él), porque sacan de mi la imagen de buen tipo, que no resultó ser, que creí de él.
Y ahí estaba él, actuando mal de nuevo, creando un abismo entre mis errores de señorita sin experiencia en parejas y los suyos, fatales. Dejando que el triunfo moral, me lo lleve yo.

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