Hoy compartí un viaje en colectivo con Luisito, el amigo mío que vive en el sótano. Como yo tenía carnet, pagué 40 centavos. Luicito tenía que pagar 1.25. Cantidad con la que no contaba. Entoncesle presté los 35 que le faltaban. Acto seguido, le pedí que me haga un pagaré. Sólo para que nuestras cuentas queden claras. Yo lo quiero a Luisito, pero si no estás pisándole los talones, se hace el boludo.
Bueno, elegimos un asiento doble y sacamos una Coca Cola. Hacía mucho calor, eran las 11 de la mañana ya. Para mi, arañaban los 25ºC. Luisito es muy temperamental, a veces. Pero ya aprendí a convivir con eso. Así como él había aprendido a convivir con mis resacas. Y con el humo de mis cigarrillos.
Luisito se enojó con el chofer, porque la música de su estéreo aturdía nuestros oídos. Así que Luisito peló su calibre 22, que siempre porta, por las dudas de enfrentarse a este tipo de situaciones, y amenazó de muerte al señor chofer.
Yo le dije: "take it easy, Lucho, just breath" y ahí nomás abrió fuego contra mis piernas. Yo lo entiendo, pobre, anda medio preocupado, con miles de problemas. No lo pensé dos veces, sin embargo, y a la primera de cambio, cuando el colectivo frenó, lo tiré por la puerta. Y bueno, seguí mi recorrido.
Hay que ver, por ahí se enojó.
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