BOBOS AL ACECHO

Hay cosas con las que me molesta muchísimo que se pierda tiempo.
Secuestrar autos que circulen a 80 km/h en Niceto Vega (¿quién podría ser el enfermo mental que rebase los 50, 60?); preguntas que contienen su respuesta, o que no merecen ser preguntadas por obvias; que en la facultad me hagan hacer una exposición oral sobre la tenencia de estupefacientes, y su jurisprudencia (¡es increíble que se siga perdiendo tiempo y dinero en cosas tan irrelevantes, mientras hay crímenes o delitos muchísimo más graves a los que no les dan ni pelota!); que me hagan hacer una cola larguísima para decirme al tocar mi turno que no tienen Coca ni Camel (¡cerrá tu comercio inmundo!, ¿qué haces que todavía no te proviste de tales municiones?).
Pero lo que más me saca de quicio es la burocracia. Hay elecciones en la facultad (otra vez, y en octubre hay otra nuevamente) y el sistema es muy simple. Las mesas están divididas por apellidos. Simplísimo. Es un sistema para tarados (como la mayoría de los abogados, y no seré la excepción). Entonces, me pregunto: ¿por qué corno hay 14 pibes llorando porque no encuentran los padrones en cada nivel del edificio?.
Mira, corazón, dame tu documento, que te leo tu apellido asi te das cuenta de qué mesa te toca. O, por si te lo olvidas en el camino, te lo tatúo en la frente con alcohol en gel y un encendedor. No quiero perder más mi tiempo porque sos un inútil que burló todos los filtros de acceso a la UBA.
De verdad, no me quiero tener que amargar porque te me topas con tus preguntas boludas y tu falta de sentido común.
Eso es lo que tendrían que enseñar en el CBC, técnicas de sentido común. Sino, la gente como yo se va a unir y los haremos picadillo.