EL BOLI

El Boli es el amigo de un amigo. Y esta mañana me di cuenta que está donde quiera que voy.
El Boli aparece siempre. Vaya donde vaya, está el Boli.
Hoy fui a la panadería. Con cara de dormida y despeinada, de entrecasa. Como voy todas las mañanas a la panadería. Y ahí estaba el Boli, no sé que carajo haría en mi panadería, pero ahí estaba, comprando media docena de facturas.
Ni siquiera le hablé, no hace falta aclarar que me levanté, me puse un saquito y fui directo a la panadería, a buscar algo para deayunar. Ni por asomo pasé por el baño, sí que era un espanto.
Volviendo a lo de el Boli. Siempre presente. Recuerdo una vez que se apareció en Gesell, cuando yo buscaba por todos lados un collar con el granito de arroz con tu nombre escrito, que era paa nuestro amigo en común.
Otra vez apareció en un 159 estacionado en el que yo estaba durmiendo, porque ni los pasajeros ni el chofer me despertaron, así que cayó el Boli a despertarme. Subió equivocadamente a un colectivo vacío, y me encontró durmiendo. Gracias a dios, hubiese llegado tardísimo a la facultad si él no se hubiese percatado.
Me viene otro recuerdo a la memoria: yo estaba solita en un bar (como era mi costumbre) y apareció el Boli, que me hizo compañía.
¿Será mi ángel guardián?. Yo el otro día esperaba el 62 en la Aduana, y apareció na señora que me habló y yo la sentí como si fuese mi ángel de la guarda. Esta mujer me preguntó cómo andaba, me dijo que mi colectivo no tardaría en venir, que haga caso omiso a las personas efímeras y que tenga mucha suerte, y justo ese día rendía dos exámenes. No podía caerme más justo esta señora. No hay dudas, era mi ángel protector. ¿Será que justo ese día el Boli no me iba a cruzar, y el niñito Dios me envió a esta mujer en su reemplazo?.
Dudas existenciales, las mías.
Igualmente, al Boli me lo voy a seguir cruzando siempre, de eso no caben dudas. Y ya lo adopté como mi ángel de la guarda.