LEVANTE BERRETA & RECEPCIONISTA CONCIENTIZADA

Entre anoche y hoy, debería aprender a no hablar con todo el mundo.
Entre los tipos del boliche mersa al que fui y la recepcionista de la remisería de hoy, debería escarmentar.
Definitivamente, tengo que dejar de hablar con cualquier persona.
Debería poner un filtro.
Anoche me hablaron tres tipos en serio plan de levante. Serio es una mentira, porque tres caraduras eran.
El primero me convidó fuego, me habló dos minutos en los cuales lo único que balbuceó fueron frases con doble sentido a las que hice oídos sordos; acto seguido, me dijo que como hacía mucho tiempo que estábamos hablando, debíamos tranzar. Yo no sé que comió este nabo, pero seguro estaba vencido. ¿Qué le hizo creer que fuego y esa oración de cuarta me iban a fascinar?. ¿Quiénes fueron las anteriores minas que accedieron a tan bajo recurso y le hicieron creer al oligofrénico que era una técnica pulida que le iba a hacer ganar minas?.
El segundo debo admitir que fue peor. De los que te aprietan la mano para que bailes. Obviamente, me le solté. Obviamente me volvió a agarrar, pero esta vez, del antebrazo. Me volví a soltar y meché un "me tocas de nuevo y te parto la crisma". Ahí se me acercó demasiado, violó mi espacio de reserva personal. Y no se fue hasta que le dije que era policía. Que si seguía jodiendo iba a llamar a mis compañeros, que estaban ahí porque festejábamos el cumple de la Suboficial Tolosa.
El tercero fue el más recatado, que si no hubiese invitádome a tomar algo al cono de la oscuridad (un rincón del boliche), no me hubiese dado cuenta de que me estaba levantando. Hasta ese momento creía que era un pibe re copado que tampoco sabía qué hacía en ese antro.
Pero la frutilla del postre fue la recepcionista de la remisería. Ésta quedaba en la estación de Sourigues. Si digo que el lugar daba tristeza, me quedo corta. Muy corta. Y la recepcionista daba vergüenza.
La atrevida me empezó a hablar cuando me puse el saco. La temperatura acusaba 20 grados, pero en esa remisería hacían 10 bajo cero. No me paró de hablar por 15 minutos, en los cuales sólo me limité a asentir con la cabeza y a reírme para mis adentros.
-"¿Viste la calor que hace?. Y hubo un tornado por acá cerca, en Misiones. Eso es todo por el agujero de ozono. Antes no pasaba. Yo tengo 32 años y cuando era chica veía mariposas de todos los colores. Ahora están extinguidas, como esos bichitos que parecen rinocerontes y hacen ruidito cuando los pisas. Porque nosotros no nos preocupamos. Vos tenes problemas con tu familia, te peleas con tu novio, salis a bailar, pero no te preocupas por el planeta. Aparte ahora hace esas calores que a la noche refresca y tenes que tener una campera de frío. Igual la sociedad está mal, nos estamos matando entre nosotros. La gente con plata nos va a terminar de matar, porque hacen bombas, quilombo y nosotros los dejamos. Porque el distinto animal el hombre no lo tiene, las personas no tenemos distinto (N. de R.: refiriéndose a instinto). Ahora no ves más gente grande, ahora te morís a los 60. Recién vino una abuela de 91 años. Eso en un tiempo no lo ves más. A mi ya me duele la vesícula, y tengo 32."
La re banco en su ideología. Pero no tengo porque bancarme que me obligue a escucharla. ¿Quién le dijo que yo tenía ganas, resacada y con sueño, de oírla?
De una, no hablo más con la gente.