Se hace la remake de "La Banda del Golden Rocket". A vos, ¿cuál te gustaría que vuelva?

marzo 05, 2010

A NO ES B

Digamos que hay una persona A y una persona B.
Mejor dicho, hay un tipo A y un tipo B.
El tipo A, del cual jamás daré el nombre -pues es muy factible que resulte leyendo esto y me haga juicio por utilizar su nombre, por estafarlo sentimentalmente y nunca haberlo besado-, es un flaco al que no le queda otra que ser inteligente.
El tipo B, básicamente, es lindo. Lindo, y discúlpenme, básico.
A diferencia del tipo A.
Este último no es lindo. Por eso, desde muy temprana edad, al notar que en los asaltos ninguna compañerita le pedía "rojo", decidió cultivar su intelecto, morfarse docenas y docenas de libros, recorrer museos, fomentar lazos en bares literarios y llenar su cerebro de conocimientos varios, abarcando todas las ramas del saber. Desde literatura hasta astronomía. Simplemente, porque otra no le quedaba. Era eso, o morir vírgen.
El tipo B rara vez agarró un libro. Se dice que un día cayó uno entre sus manos. Y era "El Principito". Se desconoce (algunos dicen tener la certeza) si lo ha abierto y, menos aún, si lo ha leído. Ya te dije, el tipo B es básico.
El tipo B no necesita conocimientos. A nadie le interesa si el tipo B conoce sobre alguna materia. Porque él es lindo. Es más, la gente cruza los dedos para que no hable, porque da nabo, sinceramente.
Al tipo A es lo único que lo va a salvar, el poseer conocimientos. Lo único que lo puede acercar a una mina.
Al tipo B, las minas le llueven.
En sintesís, tenemos un tipo A, del cual podes decir que es un intelectual. Y tenemos un tipo B, del que podes llegar a decir "cómo le entro". Pero jamás vas a considerar que tenga siquiera un gramo de cerebro.
Jamás vas a decir "es muy inteligente", o "tiene una viveza y perspicacia únicas", o "tiene un sentido del humor singular".
Al tipo B, lo único que lo salva es ser lindo.
Y al tipo A, bueno, ser inteligente.
Su problema es su ego. Después de gastarse toda la vista, y pasarse la vida recorriendo librerías y viendo películas de clase B; el tipo A alimentó su ego, su narcisismo hasta un punto tal de que, se cree el regalo de Dios (de su Dios, jamás es católico el tipo A; él es más inteligente que vos, que cualquiera, y ésta es su más firme convicción) a la población femenina. Por lo cual, las historias con tipos A jamás me funcionaron.
Nunca les fui lo suficientemente inteligente, o era considerada una reventada porque salgo mucho, o creen que soy fronteriza porque tengo que buscar en el diccionario lo que significa "solipsismo".
Y con los tipo B, bueno, me sucede todo lo contrario.
"Hablas como una vieja", me dijo un tipo B una vez.
Creen que soy una nerd porque tengo blogs y porque voy a la UBA. Porque escribo con acentos, y nicks que no entienden.
Así que, como siempre, no me van ni los tipos A, ni los tipos B.
Buscaré, entonces, a un lindo inteligente. Un tipo C.

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