Se hace la remake de "La Banda del Golden Rocket". A vos, ¿cuál te gustaría que vuelva?

agosto 10, 2010

(ganamos, perdimos) ¡IGUAL NOS DIVERTIMOS!

-Perdón, ¿no tendrías un cigarrillo?
Y yo, que estaba embelesada con uno que no miró en toda la noche, barbudo y con pinta de atorrante, ni me percaté de ese convidado, alto, rubio y con unos ojos que parecían representar el cielo una tarde de primavera.
-Tomá, ¿necesitas fuego, también?
-Dale, muchas gracias. ¿Te molesta si me siento?

Buscó una banqueta, la acercó considerablemente hacía mi lado, y le confesé:

-Si te vas a instalar, tratá de que no parezca que me estás levantando. Hace 45 minutos que estoy esperando que aquel tipo repare en mi presencia.
-Eso va a estar muy difícil. Porque, disculpá que sea tan directo, pero me senté acá porque me gustas.
-Ufff, qué directo. Esperaba algo más subido de tono, a decir verdad, cuando pregonaste que ibas a ser TAN directo.

Y sonrió. Creyó que era sincera y espontánea.
Punto para él. En eso, atinó -o adivino-.

-¿Cómo te llamas?
-María.
-Leo, un gusto.
-Igualmente.
-¿Y qué haces de tu vida?
-Te cuento, pero por favor, ¡que tu próxima pregunta no sea de qué signo soy!
-Trato hecho. ¿Edad?
-19
-Ah, sos muy chica. Esto no va a funcionar.
-¿Y por qué tendría que funcionar?; o sea, ¿es obligatorio que funcione?
-Viéndolo así, podrías tener razón...

Un tipo con las ideas claras, con expectativas, un tipo atento, buena persona. Pero más vale, no funcionó.
Me prestaba tanta atención, que de a poquito, empecé a cagarme en él. En su buena onda, buen trato, buen corazón.
Si, si. Sabotaje, otra vez. Me dijeron que reírme de todo es mi mecanismo de defensa. Y no mentían.
Bueno, por lo menos, me divertí.
Duró más del tiempo que tenía que durar. Nos soportamos mucho más de lo que hubiese sido políticamente correcto.
O, no, a lo mejor, fue al revés: no soportamos más del tiempo debido, porque era lo políticamente correcto.
Fuimos una compañía mutua un tiempo, hasta que consiguió una compañía mejor.
Y yo era muy inmadura para admitir que él había tenido razón desde el minuto cero: yo era muy chica, y no iba a funcionar.
Y él era demasiado básico como para leer entre líneas: desde el minuto cero le advertí que NO iba a funcionar. O que yo iba a ahcer que no funcione.
Así que, compensamos culpas, y quedamos empatados.
Al morocho barbudo con cara de atorrante no lo volví a ver nunca más.
Quizás, si hubiese notado mi presencia en esos 45 minutos de espera, todo esto no hubiese pasado.
Tiempo después, me enteré de que Leo no fumaba.

1 comentario:

M.Elizabeth Pilar dijo...

genial, me senti muchas veces un poquito vos

Entradas populares